Alba Sánchez
@albashezf
En el imaginario popular, entrenar más siempre equivale a mejorar más rápido. Sin embargo, la ciencia del deporte advierte que esta creencia, lejos de impulsar el rendimiento, puede llevar al estancamiento o incluso a las lesiones graves.
El fenómeno, conocido como el sobreentrenamiento, afecta tanto a deportistas de élite como a aficionados que buscan resultados inmediatos.
El sobreentrenamiento ocurre cuando el cuerpo no recibe el tiempo suficiente para
recuperarse entre sesiones intensas. “No es solo cuestión de cansancio; el organismo entra en un estado de estrés crónico que afecta al sistema muscular, hormonal y nervioso”, explican distintos fisioterapeutas deportivos. Entre los síntomas más comunes figuran la fatiga persistente, la pérdida de fuerza, el insomnio y una mayor susceptibilidad a resfriados.
Un estudio publicado por el Journal of Sports Medicine en 2024 señala que el rendimiento puede disminuir hasta un 20% si no se respetan los ciclos de descanso. La clave, según los expertos, está en entender que el progreso no ocurre durante el entrenamiento, sino durante la recuperación: es en ese período cuando el músculo se repara y se fortalece.
La presión por entrenar más horas suele estar alimentada por redes sociales, retos virales y la cultura del “no pain, no gain” (“sin dolor no hay ganancia”). Estos tipos de mensajes suelen ser peligrosos ya que se confunde el esfuerzo saludable con el sacrificio extremo, y eso abre la puerta a lesiones que podrías haberse evitado.
La solución pasa por integrar en la rutina días de descanso activo, actividades de baja intensidad como caminar o nadar suavemente, y técnicas de recuperación como estiramientos, masajes o sesiones de movilidad. Además, factores como el sueño y la alimentación equilibrada son determinantes para un rendimiento sostenible.
En definitiva, entrenar duro es importante, pero entrenar con inteligencia lo es aún más. La verdadera señal de un atleta disciplinado no está en cuántas horas pasa en el gimnasio, sino en cómo sabe escuchar a su cuerpo para crecer sin romperlo.