lunes, 9 diciembre 2024
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El lanzamiento de Barra Asturiana

Lucio Doncel

El trabajo en la cantera parece ser el origen del lanzamiento de barra en Asturias. Con las barras empleadas para perforar las rocas (a fin de introducir la pólvora en los orificios y proceder a su voladura) era con las que litigaban los trabajadores a la conclusión de la jornada diaria.

Los canteros asturianos (“… junto con los gallegos, tuvieron fama de ser los mejores especialistas de España en esta antiquísima profesión…” ) participaron en la construcción del monasterio de El Escorial, que es donde se dice que los canteros vascos empezaron a utilizar el lanzamiento de su instrumento de trabajo como diversión. Otras posibilidades barajadas a lo largo de esta obra (barras de molinero, la reja del arado, ejes de carro), están totalmente descartadas por los especialistas en la materia.

“Parece que esta modalidad de barra (la de molinero) tiene un parentesco más directo con las Barras Castellana y Aragonesa, pues sin duda la barra que se lanzaba y lanza en Asturias es la barra de cantero”.

Las obras de Jovellanos, Martínez Marina, Bellmunt y Canella dejan evidencias de que las romerías constituían el marco ideal para que, como parte del esparcimiento de las gentes que a ellas acudían, se lanzase la barra. Son estos dos últimos autores los que también alertan de que en 1900 había disminuido de modo preocupante esta costumbre, “Aunque aún quedaban muchos lanzadores o jugadores de barra en distintos concejos del Principado a primeros del siglo XX”.

Tenemos que remontarnos hasta el siglo XVIII para encontrar datos concretos sobre lanzamiento de barra en la provincia de Asturias. Gaspar Melchor de Jovellanos le explicaba a Antonio Ponz que era práctica habitual en las romerías.
“A una parte se canta y se danza, a otra se tira la barra, se juega y se retoza”.

En el siglo XIX nos encontramos con un lanzador de barra con nombre y apellido. No es otro que el impresionante Juan Díaz Faes, “Xuanón de Cabañaquinta” o “Señor de los Osos”, quien a los 19 años medía 2,08 metros y pesaba 115 kilos. Las crónicas hablan sobre todo de su pericia con los osos, cazó 92, pero también hablan de sus habilidades como lanzador.

“Xuanón de Cabañaquinta, fue un gran lanzador de barra, en cierta ocasión hizo un viaje a Zaragoza, y allí entró en un concurso de lanzamiento de barra aragonesa, haciendo un tiro tan largo, que hasta el público y los jueces tuvieron que apartarse para que no les diera un barrazu, asombrando a todos los presentes por su gran fuerza”.

Si “Xuanón de Cabañaquinta” es el lanzador más conocido del siglo XIX, lo mismo podemos decir de José Villar y Villar, “Mayorazgu de Porrúa”, en la primera mitad del siglo XX. Nacido en Llanes sobre 1887, también estaba muy bien dotado físicamente, como denotan sus 125 kilos de peso. Se cuentan diferentes anécdotas de él, como que venció en una lucha a un oso, que (por una apuesta de 300 pesetas con un vasco) se comió 99 huevos cocidos de una vez, que venció a un boxeador profesional luchando baltu (estilo de lucha tradicional asturiana), o que le retorció el cuello a un toro durante una corrida en Llanes en 1935.

“De la barra campeón, rey de la lucha vencedor de hombres, domador de fieras, ¡haz y acontece y pega… pero escucha!”.

El “Mayorazgu” puede ser considerado como pionero en el cuidado de la alimentación para mejorar sus registros deportivos, ya que “bebía aceite a bocal, para estar más fuerte, según él”.

Gracias al trabajo de Gerardo Ruiz podemos conocer el nombre y apellidos de un buen número de lanzadores de Barra Asturiana contemporáneos al “Mayorazgu de Porrúa” o ligeramente posteriores a él. Uno de los más destacados fue don José, cura de Valle de Lago, apodado “El Nene”.

“…este cura siempre decía que valía más la postura, la técnica, el estilo que la fuerza… sobresalía como un gran lanzador antes de la guerra civil española, sacaba la barra a una altura algo fuera de lo normal, lo nunca visto, era un paisano muy grande”.

En Valle de Lago destacaba también el maestro, Argimiro Alba, al igual que lo hizo años más tarde su hijo Gabriel, natural de Sograndiu. Este menciona a buenos lanzadores que surgieron tras la guerra civil como Juan Álvarez Gallego, “El Cartero”, o Manuel García Nieto, muy bueno técnicamente y con una elegancia sin par. De él se dice que durante el servicio militar disfrutó el privilegio de tener rancho especial por ser lanzador de barra. Tampoco se olvida Gabriel Alba de José López, padre del último gran lanzador de Barra Asturiana Conrado López.

Enrique Lana Rodríguez, también de Valle de Lago, amplia los comentarios sobre estos y algún otro lanzador, a la vez que cuenta cuándo se lanzaba:
“Aquí en Somiedo, en muchos pueblos se jugaba al tiro de barra, había una gran afición y muchos practicantes por los años 20 y 30 de este siglo (XX), tradicionalmente los domingos a la salida de misa, se reunían los paisanos del pueblo y comenzaban el concurso de barra, al que se sumaba el cura, D. José Lana “El Nene”, natural de Valle Lago, un hombre muy fuerte y muy alto, mediría dos metros, este cura cogía la barra y tiraba como nadie, su competidor más serio era su hermano, Remigio Lana, también de una fortaleza increíble. Se establecía una gran competencia en estos concursos semanales de los domingos tras la misa, se hacían muchas apuestas y hasta riñas. Tengo un grato recuerdo del maestro de Valle Lago, D. Argimiro Alba, otro de los mejores tiradores de barra antes de la guerra civil, que tenía mucha competencia con Rosendo Álvarez. Después de la guerra había mucha piquilla entre los tiradores de esa época, en la que sobresalían Manuel Álvarez Lana “Manolo el de Amador”, Cipriano Lana, Juan Álvarez y otros. De los últimos tiradores, recuerdo al hijo del maestro, Gabriel Alba; Y más modernamente es excepcional Conrado López, que ganó muchos concursos desde los años 70 y 80 hasta hoy en día”.

El concejo de Somiedo es uno de los que más actividad ha desarrollado, pero también se ha lanzado la barra en el concejo de Degaña (en los pueblos de Tablado y El Corralín) y en el de Ibias (El Vau y A Estierna). En el concejo de Ayer, en el pueblo de Conforcos, se lanzaba sobre todo por Cuaresma.

Cerca de allí, en Casomera, destacaba el apodado “El Tirador de Barra”, a quien podríamos identificar en la persona de José Baizán. Sobre 1980 en el barrio de La Pontona, en Laviana, se celebraron concursos durante varios años “quizás con objeto de recuperar este deporte que se practicaba tradicionalmente a lo largo del Nalón”.


El trabajo de promoción de Gerardo Ruiz, apoyado por personas e instituciones como “Ensame pol Deporte Autóctonu”, con Jesús Zapico, “Seis Concejos”, con José Álvarez González “Pola”, el “Conceyu Etnográficu Belenos” y, muy especialmente, Conrado López (considerado por el propio Gerardo como “el último lanzador de barra”), dejó sentadas las bases para que el Lanzamiento de Barra Asturiana resurgiese y llegase a todas las ciudades, pueblos y villas de la provincia. Aparecieron buenos lanzadores como Marcos, de Pión, un joven excelentemente dotado físicamente, que también practicaba otros deportes asturianos como “Tiru al Palu”, “El Pulsu” y “Carreres de Lecheres”. También mostraba grandes posibilidades el desaparecido Ángel Álvarez González “Cliper”.

“Le recuerdo porque me dejó impresionado, yo había visto durante mi larga trayectoria deportiva muchos hombres fuertes, pero Cliper tenía una estructura asombrosa, sobre todo si tenemos en cuenta que era un atleta al natural, es decir, no un levantador de pesos entrenado científicamente, él era un forzudo, primero genéticamente, pues había heredado un poderoso físico, densa espalda, anchos hombros, acerados brazos, potentes piernas… y luego entrenado a base de tirar de cuerda, al palu, en los pulsos, en la corta de troncos y también en el levantamiento de piedras y en el lanzamiento de barra sobresalía su fortaleza. Me contaron que en cierta ocasión vino a Asturias Iñaki Perurena, fabuloso levantador de piedras navarro, y durante su exhibición este dijo ¡a ver quién es capaz de levantar alguna de estas piedras! entonces nuestro forzudo Cliper probó con la piedra de 200 kg, levantándola 5 veces seguidas, dejando a todos los presentes boquiabiertos. A este forzudo bueno, que nos dejó en 1995,a los 35 años…”

Los esfuerzos reanimaron el Lanzamiento de Barra Asturiana, que en octubre de 2000 pasó a estar incluido en la Federación Asturiana de Deportes Tradicionales. No se celebran concursos con tanta regularidad como sería deseable, pero gracias a ello han surgido lanzadores como Juan Ramón Sierra que todavía mantienen viva la llama del lanzamiento de barra en el Principado de Asturias.

Si queréis leer esta y otras historias del mundo de la fuerza, podéis hacerlo en este libro Deportes Tradicionales de Fuerza en España (pinchando)

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