Alba Sánchez
@albashezf
En los últimos tiempos, el entrenamiento funcional ha ganado espacio en gimnasios y redes sociales, presentándose como la alternativa moderna a la musculación tradicional. Pero ¿realmente son opuestos? ¿Cuál es mejor para la salud y el rendimiento? La ciencia nos da algunas pistas.
La fuerza de siempre: la musculación tradicional
La musculación clásica, la de pesas y máquinas, se ha utilizado durante décadas con un objetivo claro: ganar músculo y fuerza máxima. Según varias investigaciones, este tipo de entrenamiento aumenta la masa muscular, fortalece los huesos y previene la pérdida de musculo con la edad.
Es decir, si tu meta es hipertrofia (más volumen y fuerza absoluta), levantar pesas de manera progresiva sigue siendo la herramienta más efectiva. Además, es muy utilizada en rehabilitación y en deportes de potencia como el atletismo o la halterofilia.
La nueva ola: el entrenamiento funcional
En cambio, el entrenamiento funcional busca que los músculos trabajen en conjunto, imitando movimientos cotidianos o deportivos: empujar, saltar, girar, cargar, estabilizar. Se usan herramientas como kettlebells, balones medicinales, bandas elásticas o incluso el propio peso corporal.
Este método afirma la mejora de la coordinación, el equilibrio, la movilidad y la fuerza relativa. Dicho de otro modo: te ayuda a moverte mejor en la vida real, reducir lesiones y tener un cuerpo más ágil.
Pero, ¿uno reemplaza al otro?, no necesariamente. La gran diferencia está en la especificidad del objetivo. La musculación aísla músculos para que crezcan y se fortalezcan. El entrenamiento funcional los integra en movimientos complejos.
De hecho, un estudio publicado en el European Journal of Physiology mostró que quienes combinaban ambos métodos mejoraban más que quienes solo hacían uno: ganaban fuerza, potencia y mejoraban su control postural al mismo tiempo.
Entonces, ¿cuál elegir?
Si quieres ganar volumen y fuerza máxima, la musculación tradicional es tu aliada. Si buscas moverte mejor, prevenir lesiones y tener un cuerpo funcional, el entrenamiento funcional te conviene más.
Aunque lo ideal, según la ciencia, es mejor no elegir uno sobre otro, sino combinarlos. La musculación te da una base sólida de fuerza; el funcional, la capacidad de aplicar esa fuerza en tu día a día.
En resumen: no se trata de moda vs. tradición, sino de encontrar el equilibrio. Integrar ambos entrenamientos puede ser la clave para un cuerpo fuerte, ágil y preparado para todo.