Alba Sánchez
@albashezf
En la etiqueta nutricional, 100 calorías son siempre 100 calorías. Pero en el cuerpo, no todas se procesan igual. La clave está en su calidad: hay calorías vacías y calorías densas en nutrientes.
Las calorías vacías provienen de alimentos con mucha energía pero pocos nutrientes. Son comunes en bebidas azucaradas, bollería industrial, snacks procesados y alcohol. Aportan azúcar o grasa, pero no vitaminas, minerales ni fibra.
Por ejemplo, una lata de refresco (140 cal) solo añade azúcar a tu cuerpo. No sacia y, a largo plazo, puede contribuir al aumento de peso, diabetes y fatiga.
En cambio, las calorías densas en nutrientes vienen de alimentos que sí alimentan de verdad: frutas, verduras, legumbres, frutos secos, huevos, pescado, etc. Aportan energía pero también antioxidantes, fibra, proteínas y grasas saludables.
Una porción de 20 gramos de almendras también tiene 140 calorías, pero con fibra, proteína vegetal, magnesio y vitamina E. Alimenta más y mantiene la saciedad por más tiempo.
Ejemplos de menús
Desayuno 1 (calorías vacías):
-Pan blanco con mermelada
-Café con azúcar
-Galletas
Desayuno 2 (densidad nutricional):
-Avena cocida con fruta
-Un puñado de frutos secos
-Café o infusión sin azúcar
-Yogur natural
Almuerzo 1 (calorías vacías):
-Hamburguesa con papas fritas
-Refresco azucarado
Almuerzo 2 (densidad nutricional):
-Ensalada con pollo a la plancha, aguacate, tomate y garbanzos
-Agua natural o con limón
La conclusión es simple: no se trata solo de contar calorías, sino de elegir calorías que nutren. Comer menos no siempre es comer mejor, pero comer mejor si puede ayudarte a comer menos.